jueves, 6 de agosto de 2009

El sonido del poema: Hugo Gola



Dice Mandelstam: "No existe todavía una sola palabra, pero el poema ya suena. Lo que suena es la imagen interior, y es ésta lo que percibe el poeta."


Mandelstam no habla en esta cita de la inspiración, mas esa "imagen interior" que suena en el oído del poeta, creo que es aquello que con frecuencia se ha llamado inspiración. Y se lo ha llamado así porque ese momento anterior a toda palabra, que sobreviene inesperadamente, ejerce una presión indudable para que se inicie la escritura del poema. Sin embargo, para Mandelstam, ese estado interior no es vago ni difuso, puesto que suena en el oído del poeta y es, de alguna manera, el origen del poema. Ese sonido es percibido sólo por el oído atento del poeta. No es un sonido objetivo, externo, que cualquiera puede percibir. Aquel sonido anterior a la palabra puede, en un momento dado, alcanzar una objetividad palpable, si es que logra la materialidad verbal del poema. A partir de ese momento aquel sonido podrá ser percibido por todos, o potencialmente por todos.
Me importa subrayar el hecho de que, para el poeta ruso, el poema no comienza en la palabra, aunque en ésta recida su realidad perceptible, sino que su origen real, aunque no visible todavía, está en ese murmullo interno, en ese estado que invade al poeta, gracias a esa presión sonora, se cargara de una energía que en un momento se desborda. Una energía que el poema recibirá y llevará consigo gracias a una operación de trasvasamiento. Entre el estado previo - sonoro, digamos - y el poema que surge de él, existe un corredor subterráneo, un vínculo interno. Por él transcurre una energía que se hará visible y audible en la palabra cargada del poema.




Hugo Gola, Prosas, Alción Editora, 1° Ed, 2007, página 52-53