lunes, 7 de junio de 2010

Horacio, Carminum IV, 3


Quem Tu, Melpomene, semel
nascentem placido lumine videris
illum non labor Isthmius
clarabit pugilem, non equos inpiger
curru ducet achaico
victorem, neque res bellica deliis
ornatum foliis ducem,
quod regum tumidas contuderit minas,
ostendet capitolio:
sed quae tibur aquae fertile prae fluunt
et spissae nemorum comae
fingent aeAeolio carmine nobilem.
Romae, principis urbium,
dignatur suboles inter amabilis
vatum ponere me choros,
et iam dente minus mordeor invido.
O testudinis aureae
dulcem quae strepitum pieri temperas,
o mutis quoque piscibus
donatura cycni, si libeat, sonum,
totum muneris hoc tui est,
quod monstror digito praetereuntium
romanae fidicen lyrae;
quod spiro et placeo, si placeo, tuum est.


Tú, Melpómene, una vez al que
al nacer observate con la luz plácida de tus ojos,
no haran célebre aquel luchador el juego
Istmico, no conducirá el fogoso caballo
en el carro de Acaya
vencedor, ni las artes bélicas exhibirá
al general adornado con hojas de Delos
porque ha humillado las amenazas henchidas de reyes
en el capitolio:
sino las aguas que riegan la fértil Tibur
y los densos follajes frondosos
darán forma noble en el canto Eolio.
La posteridad de Roma, la princesa de las ciudades,
juzga digno ponerme entre los coros
amables de sus poetas,
y ya me muerde menos con diente envidioso.
Oh Piérida, que templas
el dulce estrépito de la lira de oro.
oh Tú, que también darías el sonido del cisne
si quisieras, a los mudos peces,
lo esencial es un regalo de tí,
si soy señalado con el dedo de los que pasan
como el templador de la cítara romana;
que esté inspirado y agrade, si es que agrado, es por tí. *


Melpómene: musa que preside a la tragedia. La representan joven, de aspecto serio, ricamente vestida calzada con coturno, con cetros y coronas en una mano, y un puñal en la otra.

* versión de Gonzalo Sueiro