Juan L. Ortiz (1896 - 1978)
Dice Juan José Saer sobre Juanele: "La autonomía de Juan no ha sido unicamente en hecho artístico, sino también un estilo de vida, una preparación interna al trabajo poético, una moral."
Juan Laurentino Ortiz nació en Puerto Ruiz, Entre Ríos, y paso toda su vida ahí. Ésto parece un dato menor, sin embargo, puesto en contexto, Juan permaneció alejado de las modas, del centro cultural aglutinante de Buenos Aires, que sedujo a tantos poetas, escritores y pintores que la transitaron. Su poética no se somete a la leyes que dicta el orfebre de la cultura, sino que se rige y erige por leyes propias, internas, una mirada que no se inunda del paisaje hidríco de la provicincia, se constituye en la lectura, en el universo del lenguaje. Si el paisaje que puebla los poemas fuera un reflejo directo de la realidad, entonces estaríamos en presencia de un foto - cronista de la región, nada más alejado de esta idea. Podríamos pensar que la poética, el idioma de los poemas de Juanele construyen el alma del río, no su representación, el yo poético se sustancia en la metafísica de un habla que le es propia a la poética.
Juan Laurentino Ortiz nació en Puerto Ruiz, Entre Ríos, y paso toda su vida ahí. Ésto parece un dato menor, sin embargo, puesto en contexto, Juan permaneció alejado de las modas, del centro cultural aglutinante de Buenos Aires, que sedujo a tantos poetas, escritores y pintores que la transitaron. Su poética no se somete a la leyes que dicta el orfebre de la cultura, sino que se rige y erige por leyes propias, internas, una mirada que no se inunda del paisaje hidríco de la provicincia, se constituye en la lectura, en el universo del lenguaje. Si el paisaje que puebla los poemas fuera un reflejo directo de la realidad, entonces estaríamos en presencia de un foto - cronista de la región, nada más alejado de esta idea. Podríamos pensar que la poética, el idioma de los poemas de Juanele construyen el alma del río, no su representación, el yo poético se sustancia en la metafísica de un habla que le es propia a la poética.
Fuí al río, y lo sentía
cerca de mí, enfrente de mí.
Las ramas tenían voces
que no llegaban hasta mí.
La corriente decía
cosas que no entendía.
me angustiaba casi.
Quería comprenderlo.
Sentir qué el cielo vago y pálido en él
con sus primeras sílabas alargadas
pero no podía.
Regresaba
- ¿Era yo el que regresaba? -
en la angustía vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes.
y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
Me atravesaba un río!
cerca de mí, enfrente de mí.
Las ramas tenían voces
que no llegaban hasta mí.
La corriente decía
cosas que no entendía.
me angustiaba casi.
Quería comprenderlo.
Sentir qué el cielo vago y pálido en él
con sus primeras sílabas alargadas
pero no podía.
Regresaba
- ¿Era yo el que regresaba? -
en la angustía vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes.
Era yo un río en el anochecer,
y suspiraban en mí los árboles,y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
Me atravesaba un río!
El Ángel inclinado ( 1937), en O. C., Universidad nacional del Litoral, 2da edición, 2005
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