domingo, 31 de agosto de 2008

EL VIAJE


El contorno de la mano
que da nombre y origen,
proyecta en la maculada hoja
un trazo.

Se expande en horizontal.

La imagen de una mano
deja ver su trazo elíptico,
una parábola, con olor a paraíso
y en el centro, el claro de un abra.
La luz amarillenta ocupa el centro
mismo que resplandece
e invade el contorno,
los trazos y la hoja misma.

¿Se expande en horizontal?

Ahora sólo cae,
desprendido del cielo y la mano
en un vertical sin fondo,
hacia una nada en que se consume
y proyecta su extinción.

por Gonzalo Sueiro

"EL Viaje"

viernes, 22 de agosto de 2008

La Poética Vertical de Roberto Juarroz

(Foto de Laura Cerrato)




El poeta no tiene otra alternativa que inventar o crear otros mundos. La poesía crea realidad, no ficción. Afirmo que la poesía es realidad, y para mí es la mayor realidad posible porque es la que cobra conciencia real de la infinitud.

Mi pensamiento ha creado
Otra forma de pensar para pensarte.
La ha creado sin mí,
Como si una sombra se inventara otro cuerpo.

Y ahora encuentro contactos
De suavidad creciente
Entre mis pensamientos
Que antes no se tocaban.

Ahora encuentro
Que mi pensar es casi como un cuerpo.

Roberto Juarroz

La obra de Roberto Juarroz tiene un único nombre: Poesía Vertical. Esta elección constituye un cuerpo único de una escritura que arma, indisoluble, una lengua propia.
En ella, la realidad, construida palabra a palabra, debe extrañarse para poder ser. Sin embargo no se cierra ni se encierra, avanza en una búsqueda que desnuda la propia opacidad. “Mis ojos buscan eso/ que nos hace sacarnos los zapatos/ para ver si hay algo más sosteniéndonos debajo/ o inventar un pájaro/ para averiguar si existe el aire/ o crear un mundo/ para saber si hay dios/ o ponernos el sombrero/ para comprobar que existimos” Los silencios intrínsecos a cada blanco se forman en la musicalidad de los versos, que chocan contra un creador que parece no oír, y entonces lo inventamos, porque no hay modo de alcanzarlo. Pero también está el cruce entre esa música, la de la voz que se enfrenta a la sequedad de la palabra, y es ahí donde se busca la comunión. Aquello que no es arbitrario, sino la esperanza que sea una. Voz y cuerpo, pensamiento y palabra, porque ir hacia arriba no es nada más que un poco más corto o un poco más largo que ir hacia abajo. Ese es el espacio, vertical como un poema, en que transita esta espera, la de la lectura. La lectura en voz alta del poema que unan, por fin, voz y palabra.

Llegará un día
En el cual no habrá que empujar los vidrios para que caigan,
Ni martillar los clavos para que sostengan,
Ni pisar las piedras para que se callen,
Ni beber el rostro de las mujeres para que sonrían.

Empezará la gran unión.
Hasta Dios aprenderá a hablar
Y el aire y la luz
Entrarán en su cueva de miedosas eternidades.

Entonces ya no habrá diferencia entre tus ojos y tu vientre,
Ni entre mis palabras y mi voz.
Las piedras serán como tus senos
Y yo haré mis versos con las manos,
Para que nadie pueda ya confundirse.

lunes, 18 de agosto de 2008

EL VIAJE

EL VIAJE


“Yo nombro contigo la vigilia y el viaje
y el muelle reinventado y el cielo sin las horas
y el largo error y la hierba del río.”

EDGAR BAYLEY

De “poeta en la ciudad”




Una línea se recorta
sobre la mancha verde de la parra.
Una línea vertical.
Y, por detrás, aparece una cuadrícula;
roja, de líneas horizontales,
blanca, de verticales.
En uno de los pequeños cuadros
la mancha verde no es hoja,
sólo es eso, irreconocible.
Una mancha bañada de luz
que en uno de sus lados,

del oeste crepuscular,
torna amarillento su verdor.

Se dice hoja y no mancha

porque en el cuadro,
simplemente allí,

es sólo eso.
Vuelta a la realidad

se une a las demás hojas
y continua en parra.


por Gonzalo Sueiro

"EL VIAJE"

Enana Blanca


Las enanas blancas se caracterizan por tener una débil luminosidad y un radio muy pequeño; el radio, en realidad, es comparable al de uno de los mayores planetas, Saturno. Acausa de ese radio tan pequeño, la densidad a que se aglomera la materia en el interior de una enana blanca es extremadamente elevada, tan elevada que no puede compararse a nada conocido sobre la Tierra. Una enana blanca célebre es Pup, el compañero d Sirius. La materia en su centro es tan densa que una simple caja de fósforos pesaría varias toneladas. Es evidente que las enanas blancas son estrellas que han alcanzado el final de su evolución.

Donde dice "el compañero de Sirius",

el doble miniaturizado de Cobra,

donde dice "Pup", poner la menina Mari-

bárbola, o la María Sarmiento, o la propia

infanta doña Margarita girando helicoidal ante

el espejo, y luego su metáfora, la máquina

prognática de Alejandro,

o la raquítica albina, con un pato amarra-

do a la cintura, que atraviesa la Ronda de la

Noche,

o la Monstrua Vestida de Carreño, con su

"pendant", la Desnuda -atributo de sileno

o de fauno,

o la Enana Musical, vestida de lamé y con

un contrabajo a cuestas, que Arturo Carrera

señala en la calle Corrientes,

o el gato Pup, a su manera enana blanca,

que resultó tan ingrato,

o hasta la propia Shirley Temple.


SEVERO SARDUY, BIG BANG, 1974


domingo, 17 de agosto de 2008

MANIFIESTO

Cansado del amargo reposo en que mi pereza ofende
una gloria por la que otrora escapé de la infancia
adorable de los bosques de rosas bajo el azur
natural, y siete veces más cansado del duro pacto
de excavar cada víspera una nueva fosa
en el terreno avaro y yerto de mi cerebro
sepulturero sin misericordia para la esterilidad
-¿qué he de decir a esta Aurora, o Sueños, visitado
por las rosas cuando, por temor a sus rosas lívidas,
el vasto cementerio una los hoyos vacíos?

Quiero abandonar el Arte voraz de un país
cruel, y, sonriendo a los reproches envejecidos
que me hacen mis amigos, el pasado, el genio,
y mi lámpara que sin embargo conoce mi agonía,
imitar al chino de corazón límpido y fino
de quien el éxtasis puro es pintar el fin,
en sus tazas de nieve a la luna arrebatada,
de una extraña flor que perfuma su vida
transparente, la flor que ha olido, niño,
en la filigrana azul del alma que se injerta.

Y, la muerte tal como el único sueño del prudente,
sereno escogeré un joven paisaje
que pintaré aún en las tazas, distraído.
Una línea pálida y delgada de azur sería
un lago en medio del cielo de porcelana desnuda,
una clara media luna perdida por una blanca nube
empapa su cuerno sereno en el cristal de las aguas,
no lejos de tres grandes pestañas de esmeralda, cañas.

STEPHANE MALLARME